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Bienvenidos a esta nueva sección del blog, en la que haremos un recorrido literario mensual para sumergirnos en los libros de Homoerótica más vendidos en la primera semana de cada mes.

Esta primera semana, nos embarcamos en un viaje apasionante a través de las páginas que han capturado los corazones de lectores ávidos en todo el mundo. Desde historias llenas de ternura hasta romances ardientes, la escena de la homoerótica está más viva que nunca. ¿Estás preparada para descubrir tu próximo libro favorito?

Pereza : Donde hubo fuego, siempre habrá pecado (Kapital Sin nº 2), de Rose Gate. Para seguir explorando el intrigante Mundo de Kapital Sin.

El mundo literario de Rose Gate se vuelve a abrir en "Pereza: Donde Hubo Fuego, Siempre Habrá Pecado," segundo libro de "Kapital Sin." Con un intrigante título, la novela se adentra en un territorio donde los pecados y la intriga se entrelazan en una trama llena de misterio y romance.

La historia sigue la vida de Ray, un agente del HSI con un temperamento canalla y una lengua afilada que se desplaza por la vida tras sus inconfundibles gafas de sol. Su contraparte, Lionel, un exbombero de Nueva York, es todo lo contrario: hermético, reservado y poco tolerante a las actitudes desenfrenadas de su nuevo compañero de trabajo. La trama toma un giro interesante al presentar un club exclusivo para mujeres, donde las identidades se ocultan tras antifaces. En este misterioso escenario, Ray se infiltrará mientras Lionel intenta escapar de su pasado.

Lo que destaca en la novela es la dinámica entre estos dos personajes, atrapados en un mundo donde las apariencias engañan. La construcción de personajes es sólida, permitiendo a los lectores adentrarse en las complejidades de sus personalidades mientras estos se ven obligados a entenderse mutuamente.

Rose Gate logra mantener un ritmo cautivador a lo largo de la historia, tejiendo una trama que mantiene al lector en vilo. La tensión emocional entre los protagonistas se siente auténtica, y la exploración de sus pasados agrega capas de profundidad a la narrativa.

UNA PROMESA NAVIDEÑA (PROMESAS DE NAVIDAD nº 1) Versión Kindle de  K.C. Wells. Un Encuentro Inesperado, un Vínculo Extraordinario

En la inmensidad de un invierno nevado, la vida de Micah Trant da un giro inesperado al encontrarse con un hombre malherido al borde de la carretera. Lo que comienza como un acto de compasión se convierte en una trama intrigante donde las coincidencias parecen esconder algo más profundo. En "Una Promesa Navideña," K.C. Wells nos sumerge en un cálido relato de generosidad, vínculos inesperados y el misterio que rodea a Greg, el desconocido al que Micah y su padre ofrecen refugio.

La narrativa de K.C. Wells se desenvuelve con gracia y calidez, creando personajes entrañables y un entorno navideño evocador. El lector se sumerge en la historia, compartiendo la sorpresa de Greg al descubrir las circunstancias inusuales que le ha unido a Micah. La historia se desenvuelve gradualmente, construyendo capa tras capa de relaciones familiares y revelaciones personales.

La evolución de la relación entre Micah y Greg es palpable, y la autora logra transmitir las complejidades emocionales de ambos personajes. A medida que se desarrolla la trama, la calidez de la Navidad se convierte en el telón de fondo perfecto para explorar los misterios y anhelos que unen a estos dos personajes.

Los Siete Maridos De Evelyn Hugo, de Taylor Jenkins Reid. Un relato de Amor, Descubrimiento y Apoyo Incondicional

Taylor Jenkins Reid ha alcanzado una fama mundial gracias a la adaptación televisiva de su novela "Daisy Jones & The Six". Sin embargo, su obra maestra es "Los Siete Maridos de Evelyn Hugo". Esta novela es un fenómeno literario, que teje una trama tan cautivadora que no puedes permitirte quedarte fuera.

La narrativa gira en torno a Evelyn Hugo, un icono del Hollywood de la edad dorada, que decide revelar los entresijos de su fascinante vida. La elección de la periodista Monique Grant para contar esta historia parece ser inexplicable. ¿Por qué Evelyn elige a Monique, y por qué ahora?

Monique, enfrentándose a una vida personal desafiante y una carrera estancada, se embarca en la tarea de narrar la vida de Evelyn. Desde los glamorosos años 50 hasta su retirada en los 80, Evelyn desentraña su historia marcada por la ambición, amistades sorprendentes y un amor prohibido. La trama se enriquece aún más con la revelación de sus siete maridos, cada uno agregando capas de complejidad a la historia.

El relato de Evelyn envuelve a Monique, creando una conexión inesperada entre ambas mujeres. A medida que la trama avanza, las similitudes entre ellas se vuelven más evidentes. La habilidad de Reid para construir personajes realistas y complejos es evidente, y la historia se desenvuelve de manera magistral, dejando a los lectores atrapados entre el pasado resplandeciente de Evelyn y el presente conmovedor de Monique.

Inalcanzable (Hermanos Alba nº 2), de Laura Sanz. Un Viaje de Amor, Descubrimiento y Apoyo Incondicional

En esta cautivadora novela somos testigos de un relato lleno de dudas, descubrimientos y, sobre todo, amor genuino. Diego, de veintiocho años, se encuentra en un territorio incierto al enamorarse de Iván, quien, a sus veintiún años, no solo representa una brecha generacional, sino también un desafío mayor: Iván se identifica como heterosexual.

El conflicto central de la historia radica en la dualidad de emociones de Diego, quien, a pesar de su conexión innegable con Iván, se enfrenta a la barrera de la orientación sexual de este último. Sanz construye hábilmente esta tensión emocional, explorando la complejidad de un amor que parece inalcanzable desde el principio.

La autora maneja con sensibilidad temas como la orientación sexual, la aceptación y la superación de la adversidad. La química entre los personajes es palpable, y la narrativa nos sumerge en la complejidad de las relaciones humanas, demostrando que el amor no siempre sigue las reglas preestablecidas.

La pregunta central de la historia, ¿los polos opuestos se atraen?, se convierte en un hilo conductor que teje la trama, llevando a los lectores a una exploración apasionante de la conexión entre dos almas aparentemente dispares.

Dos citas en el Tívoli (Rainbow nº 2) de Nisa Arce. Una historia de Amor, Redención y Autodescubrimiento en Copenhague

En la segunda entrega de la serie Rainbow, Nisa Arce nos sumerge en un mundo donde la seriedad se encuentra con la espontaneidad y donde la vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

Rob, un hombre serio y meticuloso, cruza caminos con Gus, un alma extrovertida y detallista, en un pintoresco parque de atracciones de Copenhague. El Tívoli, considerado frívolo por Rob, se convierte en el telón de fondo de esta historia: Cuando Gus, empleado del parque, nota la tristeza de Rob, decide romper la barrera entre ellos y le entrega un simple obsequio: una bombilla que ilumina más que la oscuridad que atormenta a Rob. Este gesto desencadenará el inicio de su historia.

Arce presenta una narrativa cuidadosamente tejida que no solo captura el romance entre los personajes principales, sino que también sumerge al lector en el viaje de autodescubrimiento y redención de cada uno de ellos.

"Dos Citas en el Tívoli" es más que una historia de amor; es un caleidoscopio de emociones que abarca desde la liberación de las cadenas que nos impiden ser felices hasta la aceptación del amor propio. Nisa Arce ha creado una obra que no solo celebra la diversidad del amor, sino que también destaca la importancia de abrazar nuestras propias vulnerabilidades para encontrar la verdadera felicidad. Una novela cautivadora que ilumina el corazón de sus lectores.

29 de noviembre

El domingo arranqué esta última semana de desafío con tanta, pero tanta calma, que apenas 864 palabras. Me dediqué a dominguear y a pasar el rato con mi sobrina mayor, que estaba de visita.

30 de noviembre

1245 palabras me bastaron para superar mi reto y llegar a las 30750 palabras. Gané mi insignia por terminar… Y me di cuenta de que el último día del reto era el día 1 de diciembre, y no el 30 de noviembre XD

1 de diciembre

Este último día lo dediqué a hacer balance. He escrito el primer borrador de los primeros 9 capítulos de la novela, ¡nunca había ido tan rápido! Pero (todo tiene un pero) me di cuenta de un pequeño agujero en la trama que había en mi escaleta, lo que me obligará a replantearme algunas escenas ya escritas para solucionar el bache. Aun así, estoy satisfecha por el resultado de este mes, aunque como dije la semana pasada, he terminado un pelín saturada de estos personajes.

He aprendido mucho este mes: que puedo escribir más rápido cuando me lo propongo, que no todo lo escrito tiene que estar perfecto para poder avanzar… Antes me costaba horrores avanzar al siguiente capítulo si el anterior no estaba perfecto, o si me quedaba bloqueada en una escena o diálogo, era incapaz de dejarlo para más tarde y escribir otra cosa mientras tanto. El NaNoWrimo me ha enseñado que el borrador de una novela es eso mismo, un borrador, y que da igual lo mal o bien que salga, mientras salga acorde a la escaleta y nos sirva como base para el manuscrito final. Y sobre todo, he aprendido, que mientras una saque cierto provecho de este mes, llegues o no a tu objetivo de palabras, el NaNoWrimo siempre se gana.

22 de noviembre

Hoy ha sido un día de secano total. No me apetecía mucho escribir y apenas le di a la tecla, sumando tan solo unas 350 palabras. Día medio perdido en lo escrituril, pero ganado en lo vital porque al ser domingo he hecho cositas interesantes.

23 de noviembre

Esta mañana me apetecía desintoxicarme un poco de tanto vampiro y escribí 1000 palabras del relato de ATDS, que tenía un poco abandonado, a ver si lo saco para en breve. Esas palabras no las sumaré al desafío. Por la tarde intenté avanzar con el capítulo 8, pero me siento atascadísima y de nuevo escribí unas 350 palabras. Decidí no intentarlo más hoy y me puse a batear el nuevo relato de Nisa Arce. Mañana continuaré, y si el capítulo 8 se me sigue resistiendo, me paso al 9 y santas pascuas.

24 de noviembre

Hoy he avanzado por fin en el capítulo 8, aunque ha requerido que borre casi todo lo que escribí los dos días anteriores, siendo el balance de palabras de 837. Además, hoy también he rebasado la frontera de las 25.000 palabras y ganado la insignia correspondiente. Estoy muy cerca de mi meta, que no era de 50.000 palabras sino (la más realista para mí) de 30.000. Nota para los fans de Nisa Arce, también terminé de betear su último relato.

25 de noviembre

La mejor noticia de hoy es que he acabado (por fin) el capítulo 8, que tanto me había costado y me he adentrado en las procelosas aguas del capítulo 9. He escrito unas 1300 palabras. Sigo escribiendo menos que la semana pasada, pero tampoco tengo ya ni tanta prisa, ni tantas energías. Lo bueno es que no obligarme a escribir tan rápido me permite tomarme más tiempo para elaborar un poco más la narrativa.

26 de noviembre.

Ya me empiezo a tomar las cosas con bastante calma. Estoy (casi) convencida de que alcanzaré mi meta, así que ya no tengo tanta prisa. Hoy avancé un poco más con el relato de ATDS antes de decidirme a escribir un poco de la novela. Terminé una escena del capítulo 9 que tenía medio bocetada y escribí algo más de 600 palabras.

27 de noviembre

Hoy he seguido escribiendo algo del relato de ATDS, del que he escrito casi 700 palabras. La novela hoy no la he tocado, pero aunque sumé 0 palabras, gané la insignia por actualizar mis progresos 14 días seguidos.

28 de noviembre

He avanzado bastante en el capítulo 9, puede ser que lo acabe mañana, y he escrito 1362 palabras hoy.

Empiezo a sentirme un poco cargada por escribir tanto de la misma historia y tan rápido en el mismo mes y solo he sumado unas 4800 palabras al desafío a lo largo de esta semana. Quizás, cuando termine el mes de noviembre, deje de escribirla un tiempo y me dedique a corregir los capítulos que ya llevo y ponerme en serio con el relato para poder descansar un poco de tanto colmillo XD. Aun así, sigo en el camino adecuado para alcanzar mi reto, pues solo tengo que escribir unas 1400 palabras en los dos días que me quedan.

15 de noviembre.

Hoy ha sido un buen día. Solo he escrito 829 palabras, porque tuve poco tiempo, pero pude avanzar con el capítulo 6 y darle la dirección que quería. El resto del día lo dediqué a un almuerzo familiar y a jugar con mis sobrinas. Aunque soy consciente de que tengo que darle un boost a mi escritura a raíz de la sequía de la semana pasada, hoy no me parecía el día indicado para empezar.

16 de noviembre.

Hoy he terminado prácticamente el capítulo 6, a falta de una escena que solamente tengo bocetada. Muy contenta, porque este capitulo contiene tres escenas claves a las que llevo dándoles vueltas mucho tiempo (y sí, las tres están relacionadas con el sexo XD). También hoy ha sido un día muy productivo en cuanto a palabras, ya que he sumado 2449. Con lo escrito hoy, ya me acerco a las 15.000 palabras escritas, el ecuador de mi reto personal y lo más que he escrito jamás en 15 días. Por otro lado, una baja médica, de al menos una semana, me va a tener unos días en casa con un reposo relativo, así que al menos espero poder compensar esta semana lo poquito que escribí la anterior. Hoy he ganado una insignia por actualizar 3 días seguidos mi progreso.

17 de noviembre.

Hoy ha sido un día particularmente productivo. He escrito 2423 palabras y terminado por fin el capítulo 6. También he escrito una escena adicional para el capítulo 3, que había dejado por terminado cuando sabía que en realidad le faltaba algo. He ganado la insignia por alcanzar la mitad de mi objetivo.

18 de noviembre:

Hoy he vuelto a la media y he escrito 1820. Tuve que retocar un par de escenas del capítulo 5 y empecé con el 7. Buenas sensaciones, aunque no escribiera tanto o tan rápido como ayer. El capítulo 7 es crucial para la trama de la novela, así que lo empiezo con bastante incertidumbre. De todas formas estoy quedando muy contenta con cómo están quedando los capítulos escritos este mes, a pesar de (o quizás gracias a) la velocidad a la que los estoy escribiendo.

19 de noviembre

Hoy he establecido lo que debe ser un récord mundial al escribir 2935 palabras, lo que hace ya más de 10.000 palabras en lo que llevamos de semana. He terminado, además, el capítulo 7. Sin embargo, empiezo a tener dudas y a necesitar una segunda opinión. En cuando mi beta-reader esté libre, le empiezo a mandar capítulos a discreción.

20 de noviembre

Hoy ha sido un día flojito en cuanto a escritura con solo 1302 palabras, aunque estuve bastante tiempo trabajando en el proyecto. La causa la tuvo que durante la escritura del capítulo 7 decidiera incluir algunas escenas que estaban planeadas aparecer en el 9. Queda más dinámico creo, y le da más sentido a la trama, lo que me obligó a retocar la escaleta. Una vez solucionada esa pequeña crisis, me adentré en la escritura del capítulo 8 pero me quedé bloqueada en un diálogo. De todas formas no tenía mucho más tiempo, así que lo dejo para mañana, esperando cogerlo con la mente más oxigenada. He ganado también una insignia por actualizar 7 días seguidos mi progreso.

21 de noviembre

Último día de esta tercera semana del reto y he escrito 1331 palabras. He avanzado en el capítulo 8 pero aún no lo he terminado y noto que me cuesta avanzar. Aun así, esta semana ha sido la más prolífica en lo que llevo de reto, he escrito en total 13089 palabras solo en esta semana, y ya me acerco a las 24000 palabras en total.

8 de noviembre:

1308 palabras. sigo con el capítulo 5. Llevo 9410 y he ganado la insignia de actualizar mi progreso dos días seguidos.

9 de noviembre:

Hoy me ha tocado trabajar, y ha sido un día duro en el hospital: mucho trabajo, mucha presión sobre mí y mis compañeras veteranas por varias razones... Y nada de tiempo para pensar en la novela, el NaNoWrimo o nada que se le parezca. Espero que mañana sea un día mejor.

10 de noviembre:

Este ha sido el primer día libre que tengo durante este mes en el que no he podido darle a la tecla. Me pasé la mañana gestionando varios recados a la vez que un ataque de migraña me acechaba como un buitre sobrevolando sobre un moribundo. Por la tarde, finalmente la migraña llegó. Y ha sido una crisis de las malas. No he sumado una mísera letra al desafío.

11 de noviembre:

La crisis de migraña ha continuado. Esta mañana tuve que ir a urgencias a que me inyectaran algún calmante. El dolor remitió un tanto, pero he estado todo el día demasiado atontada para intentar hacer algo productivo. Empiezo a pensar que esta será una mala semana.

12 de noviembre:

Anoche dormí unas once horas seguidas, probablemente por la mezcla de medicamentos y el agotamiento cerebral que siempre me dejan las jaquecas. El dolor sigue sin desaparecer, pero es más leve que ayer. Decido también tomarme el día libre. Por la mañana me sentía adormilada y con la mente nebulosa, pero por la tarde estuve más espabilada e intenté escribir un poco. Volví al capítulo 3 a retocar una escena y terminé el capítulo 5. Escribí un total de 1315 palabras. Poco con respecto a mi media diaria de la semana pasada, pero lo suficiente como hacerme sentir que volvía a estar en racha.

13 de noviembre

Sigo con el convencimiento de que esta no está siendo una buena semana. Hoy apenas he escrito 550 palabras y casi todo es prescindible. Me siento incapaz de concentrarme, en parte por una mala noticia que he recibido hoy, en parte porque no me siento con ánimos. Aun así, no desespero, que tengo un largo fin de semana por delante, en el que espero recuperar el tiempo perdido. ¡Deseadme suerte!

14 de noviembre

Hoy ha sido un día un poco mejor, pero solo un poco. Escribí 853 palabras, y como me temía, tuve que reescribir mucho de lo que hice ayer. Al menos hoy no me he quedado con la sensación de que he escrito caca, pero sí que me siento aún floja de ánimos y escasa de inspiración. Pero el lado positivo es que hoy he superado las 10.000 palabras escritas, con lo que he ganado una nueva insignia.

Sé que esta semana tiene un muy mal resultado con respecto a la anterior, pues solo he escrito 4026, la mitad que la pasada, pero al menos he aprovechado para terminar el ebook de El sabor de las manzanas rojas y la maquetación de la versión en papel. Aunque haya avanzando poco, he avanzado, y eso me parece un logro. Quizás no consiga llegar a las 30.000 palabras, mucho menos a las 50.000, pero lo importante es intentarlo. ¡Hasta la semana que viene!

Nayra Ginory

Ha culminado ya la primera semana del NaNowrimo, el reto anual de escribir una novela durante un mes.

Conozco esta iniciativa desde hace años, y solo me he apuntado (creo) una vez, sin conseguir alcanzar (ni de lejos) el reto de 50.000 palabras.

Sin embargo, cada año veo en redes sociales a los participantes, cómo se desean ánimos, como viven el reto como una fiesta, cómo algunos lo consiguen y otros no... Sin que eso importa. Porque lo que realmente importa es crear el hábito de escribir cada día, hacerlo durante el mes de noviembre e intentar luego incorporarlo en el día a día hasta conseguir al final que escribir algo (lo que sea) sea más natural que no hacerlo.

Y justo ahora, que estoy en un tremendo boom escrituril gracias a haber terminado de escribir por fin El sabor de las manzanas rojas, y me embarco con enorme ilusión y ganas en escribir la que será la segunda parte, parece el momento ideal para apuntarme de nuevo NaNoWrimo, no como un reto, pero sí como una intención.

Y ahora que, como decía antes, ha terminado la primera semana me gustataría hacer balance de cómo ha ido.

Día 1 de noviembre:

A pesar de que hoy era el día para empezar a escribir como una loca, no lo he hecho. En vez de eso, he terminado de escaletar mi nueva novela Negro como el ébano, rojo como la sangre, a la vez que planificaba el desafío del NaNoWrimo. No he sumado palabras a mi desafío, pero sí que tengo ya muy claro lo que tengo que sentarme a escribir. He aprovechado también el escaletado de la novela para revisar incongruencias con respecto a ESDLMR, que está en proceso de edición y maquinación para publicar próximamente en Amazon. Por otro lado, tras consultar mi horario de trabajo de este mes, y sabiendo que por los turnos largos que hago no podré escribir la mayoría de los días que trabajo, me he dado cuenta de que cuento con 16 días libres para escribir, en vez de 30. Siendo así, el objetivo de 50.000 palabras se me antoja bastante inaudible, por lo que me he puesto el más realista de 30.000 palabras. Contenta con el resultado de hoy, pero aún no he escrito nada, sé que mi objetivo está en escribir unas 1875 palabras por día. ¡Vamos allá!

Día 2 de noviembre :

Hoy he tenido todo el día libre para escribir, y he podido hacer una sesión de escritura por la mañana y otra por la tarde. He ultimado la reescritura de los capítulos 1 y 2 y he iniciado la escritura del 3, con un saldo de 1914 palabras escritas. Hoy también gané mis dos primeras insignias en el NaNoWrimo, una por actualizar por primera vez mi progreso y otra por escribir más de 1667 palabras en un solo día. Me quedan 28.086 palabras por escribir y 15 días para hacerlo. Vamos bien.

Día 3 de noviembre:

Hoy también he podido escribir, y me he sentido genial haciéndolo. He terminado de escribir el capítulo 3, y tuve un subidón muy fuerte al echar al mundo una escena violenta y de bastante carga emocional, que tendrá bastante peso en la trama. Luego, aún tuve tiempo de empezar a esbozar el capítulo 4. He conseguido otra insignia, hoy por actualizar más de una vez mi progreso en el mismo día. He escrito hoy 2022 palabras, con lo que me quedan 26064 palabras en 14 días.

Día 4 de noviembre:

Hoy he tenido turno en el hospital y no he podido escribir. Como trabajo a turnos de doce horas, cuando llego a casa lo hago cansada y con ganas de cenar, ver la tele y acostarme. No sumo palabras, pero no pasa nada, está dentro del plan. A dormir, que queda mucha semana por delante.

Día 5 de noviembre:

Hoy no ha sido un buen día. Me siento extrañamente cansada, a pesar de que anoche dormí muy bien, y a mediodía me empezó una jaqueca que me acompañó hasta el final del día. Aún así he podido escribir 2186 palabras, he terminado el capítulo 4 y empezado el 5. Ya llevo 6122 palabras en total, con lo que he conseguido otra insignia (por superar las 5000 palabras), y estoy súper contenta porque estoy superando mi objetivo de palabras por día. Me quedan 23878 palabras en 13 días. Voy por encima de lo previsto.

Día 6 de noviembre:

Hoy también trabajé. Ha sido un día raro en el trabajo, y ya venía cansada de la jaqueca de ayer. Creo que esta semana tengo un poco de astenia otoñal (si tal cosa existe) o quizás es que me estoy adaptando al horario de invierno. En todo caso, no tenía previsto escribir hoy, así que...

Día 7 de noviembre:

Hoy tampoco se supone que debía haber escrito nada, porque también tenía turno en el hospital, pero sin saber muy bien cómo pude echarle un ratito al teclado, seguir con el capítulo 5 y echar 1980 palabras más al desafío. Ya llevo 8102 palabras escritas en total.

La verdad es que no podría estar más contenta con el resultado de esta semana. He escrito de media de 2025 palabras en cada sesión de escritura de esta semana. Me he demostrado a mí misma que puedo escribir si me lo propongo, aunque trabaje, aunque no me encuentre al 100%, que solo tengo que tener inspiración y ganas de trabajar. Con el deseo de que no se me acabe ni una cosa ni la otra, me embarco en la segunda semana del desafío. Os seguiré contando mis progresos por aquí.

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Suelo decir que no me gusta tener en cuenta las fechas, que no te recuerdo más o menos porque un día en concreto esté relacionado con tu vida, pero la verdad es que últimamente, cuando se cumplen tanto el día de tu llegada al mundo como el de tu marcha, te tengo especialmente presente. Quizás es porque este es un año especial, ya que hoy hace justo 10 años que te moriste. A lo mejor, me fijo en las fechas más de lo que me gusta admitir. 

Quiero que sepas que en ocasiones sueño contigo, pero nunca de cuando estabas enferma. En mis sueños siempre estás bien y se te ve muy guapa, y yo ni siquiera sé que estás muerta. En mis sueños solo eres mi hermana otra vez y a veces ni te hago mucho caso. Pero no me lo tengas en cuenta, que cuando estabas viva tú a veces también pasabas un poco de mí.

Cuando estoy despierta a veces recuerdo los peores momentos. Recuerdo cuando estabas mala y cuando lo pasabas mal. Y últimamente recuerdo mucho el día que te moriste. No te lo tomes a mal, que no lo digo como algo malo. Si de algo en el mundo estoy orgullosa es de haberte ayudado a morir bien, en tu propia cama, tranquila y sin dolor; y de haber elegido un vestido con muchos colores para que estuvieras bien guapa en tu ataúd, que sé que a ti nunca te gustó mucho eso de vestir de oscuro. Y si de algo estoy agradecida, es de haberte tenido como hermana, aunque te fueras tan prontito. 

Es que eras una tía de puta madre. Con una sonrisa, un par de halagos y un gesto ya los tenías a todos en el bolsillo, porque persona más simpática que tú no he conocido jamás. Eras muy graciosa y tenías una risa contagiosa. Y eras capaz de tocarte la nariz con la punta de la lengua, tu payasada favorita. Aprendí, ademas, mucho de ti: el valor de la inocencia, de ver siempre lo mejor de los demás, de valorar a cada persona y no burlarme nunca de los defectos ajenos. Y sobre todo que lo más importante no es llegar más alto que los demás, sino todo lo alto que tú puedas esforzándote al máximo.

Han pasado muchas cosas en estos diez años que me habría gustado que supieras. Deberías ver a nuestra sobrina Carmen, aquella que te empeñaste que nombráramos igual que a ti. Ya es más alta de lo que tú lo eras y pronto será más alta de lo que yo lo soy, y solo tiene diez años. Y es lista, tía. Súper lista. Pero también es un poco maniática y lenta como una tortuga igual que tú. También me hubiera encantado que conocerías a Ana, que es pizpireta, simpática e independiente. En eso se parece a ti tanto como a mí. Y te perdiste mi boda, y ver a tu hermana casarse con un vestido rosa. Así en plan princesa.

Que sepas que las Spice Girls volvieron a hacer un tour el año pasado. Operación triunfo y concursos del estilo siguen existiendo. David Bisbal aún canta y yo sigo sin poder escuchar a Laura Pausini sin acordarme de ti. Harry Potter ganó y se cargó a Voldemort, y aún no ha salido la secuela de Avatar, que fue la última película que vimos juntas en el cine. Te hubiera encantado la serie Jane, the Virgin, y la nueva trilogía de StarWars, porque las protagonistas son chicas guapas y fuertes, como a ti te molan. Seguro que hubieras insultado a Donal Trump cada vez que lo vieras en la tele y te habrías cabreado muchísimo con todo esto del confinamiento. «Este coronavirus me tiene harta», te imagino diciendo, cansada de estar tanto tiempo metida en casa. 

Te imagino a veces cantado, que tanto te gustaba, y bailando, que siempre lo hiciste tan bien. Recuerdo tus ojos, enormes, y la marca que la varicela te dejó en la frente. Recuerdo tu barbilla menudita y tu cabello casi negro. Recuerdo que siempre querías ser el centro de atención y que casi siempre lo conseguías. Y que eso a veces me enfadaba un poquito. Recuerdo lo presumida que eras, y lo bien que te quedaban los vestidos. Recuerdo que tus últimas palabras me las dijiste a mí, y que en ese momento no supe entenderlas. Y recuerdo cuando decías que eras especial, y que a veces lo decías como si eso fuera algo malo. No lo era. Eras especial. Y eras única. Y yo no te habría podido querer más de lo que te quise si hubieras sido de cualquier otra manera. 

También quiero que sepas que estoy bien. Y que soy feliz, que eso siempre te preocupó mucho. Que aunque a veces llore un poquito cuando me acuerdo de ti no pasa nada, porque la mayoría de las veces, me acuerdo de ti sonriendo. Que cuido de mamá y de papá por ti y me preocupo de que la familia siga unida y sin enfados entre nosotros, que no soportabas vernos discutir. Que no estoy enfadada contigo por haberte ido tan prontito. Y que fuiste fuerte y valiente, como esas heroínas de las películas a las que tanto admirabas. Y preciosa, siempre fuiste preciosa, aun cuando no pensabas eso de ti misma. Y precioso es también el recuerdo que siempre tendré de ti. 

Yo no creo en el cielo, pero seguro que estoy equivocada porque tú dijiste que hacía allí te ibas. Así que quédate ahí bien tranquilita, que por aquí abajo estamos bien. 

Tu hermana, que te quiere

No sé a vosotros, pero tras tres semanas de confinamiento este se ha convertido en una nueva rutina para mí, lo cual no sé si es malo o bueno teniendo en cuenta que en España nos esperan al menos tres semanas más.

También es cierto que yo no he estado este tiempo exclusivamente en casa. Como enfermera que soy, mi rutina laboral ha seguido más o menos igual, lo que me permite salir, relacionarme con mis compañeros, etc. Solo estuve encerrada diez días por una sospecha de Covid (que quedó en nada).

Si eres uno de esos afortunados seres humanos que no comparten el confinamiento con niños, y empiezas a aburrirte del binge watching en Netflix, o crees que no puedes soportar tres semanas más de encierro, esto es lo que puedes hacer:

Céntrate en algo:

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¿Cuántas veces hemos dicho eso de: ojalá tuviera tiempo para…? Pues ahora lo tienes. Aprovéchalo. Sea algún bricolaje en casa que llevas teniendo un tiempo pendiente, sea leer la saga completa de Geralt de Rivia, sea retomar un hobby que llevaba un tiempo abandonado… hazlo. Yo, personalmente le estoy dando a la tecla más que nunca, lo cual me ha ayudado a despejarme y centrarme en algo que no sea la situación actual.

No veas las noticias:

Foto de cottonbroO al menos, no las veas todo el rato. Sé que es un consejo un tanto manido, y que las noticias ya no son tan catastrofistas como al principio de la epidemia, pero ver cómo el recuento de infectados y fallecidos sigue creciendo o las imágenes de los hospitales de campaña, pueden seguir siendo agobiantes. Si quieres estar informado, dedícale un tiempo cada día para ver las noticias. O escucharlas, que la radio es generalmente más sosegada y no nos deja con inquietantes imágenes en las retinas. Yo, personalmente, escucho cada mañana el podcast de La Cafetera, un programa con noticias nacionales e internaciones muy sosegado y tranquilo, perfecto para informarte sin que te de un ataque de estrés, y leo el boletín que envía ElDiario.es con información sobre el Covid actualizada y de calidad, mientras que prefiero no ver los telediarios. Elegir bien de qué medios te informas te ayudará a evitar alarmismos. Lo que nos lleva al siguiente consejo.

Bloquea y detecta los bulos por WhatsApp:

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Menos que al principio, pero mucha gente sigue reenviando noticias catastróficas, medias verdades o directamente bulos. Hasta hay quien ha decidido desinstalarse el WhatsApp por unos días o ha bloqueado a algún amigo o conocido. Yo misma he hecho esto último. No temas tomar medidas drásticas, como salir de algún grupo o bloquear a alguien que te manda continuamente información, verídica o no, que te pone de los nervios. Y procura poner tu granito de arena al respecto: no reenvíes audios o información cuya fuente desconoces o que te suenen sospechosos y piensa siempre si lo que vas a reenviar tiene un valor informativo real, y si va a ser de utilidad a la persona a la que se lo envías o solo va a contribuir a aumentar su ansiedad. Sé considerado, empático y respetuoso.

Haz ejercicio:

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No voy a ser yo la que haga un mundo por coger una kilitos debido a la inactividad, ni que aconseje hacerse una sesión de crossfit en el salón. Este consejo no tiene nada que ver ni con la gordofobia imperante ni con el culto al cuerpo, sino simple y llanamente con la salud física y mental.

Si eres una persona activa ya habrás buscado la manera de seguir haciendo algún tipo de ejercicio en casa. Pero si no lo eres, quizás pienses que no te hace falta, ya que nunca lo has hecho antes. La diferencia es que ahora no nos desplazamos al trabajo, ni damos un paseo por el centro comercial y esa falta total de actividad, unida al hecho de estar entre cuatro paredes 24/7 puede empezar a generarte problemas de ansiedad, dolores de espalda, etc.

Hay muchas actividades que puedes hacer con un espacio mínimo en tu salón. Unos sencillos estiramientos diarios, o algo de yoga, pilates o meditación. Hay muy buenos canales de YouTube sobre esos temas. Mi preferido desde hace años es Yoga with Adriene.

Pasa más tiempo contigo mismo, y con los demás:

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¿Estás pasando la cuarentena acompañado? Genial. La compañía (la buena compañía, se entiende) siempre es bienvenida. Sea tu pareja, un familiar… aprovecha el tiempo extra para hacer cosas juntos, que habitualmente las rutinas diarias no os dejarían hacer. Sentarse con una copa y charlar puede ser un ejercicio enriquecedor para reconectar con tu pareja. Jugad a algún juego juntos, descubrid alguna serie que todos queráis ver, compartid los momentos de actividad física si el espacio lo permite.

Tampoco olvides el espacio propio. Permite que las personas que viven contigo puedan disponer de un tiempo a solas, y exige el tuyo cuando lo necesites. La compañía (incluso la buena compañía) puede llegar a agobiar.

Y tanto si estás solo como acompañado, aprovecha para volver a reconectar contigo mismo. Sentarse con una taza caliente entre las manos y pensar es una actividad que hemos ido perdiendo, pero que debería seguir presente en nuestras vidas. Aprovecha el parón para pensar en ti, en cómo te sientes, en qué quieres…

Sé también indulgente contigo mismo, y date los placeres que el cuerpo te pida, sea una riquísima y grasienta pizza de cuatro quesos o una sesión con tu Satisfyer. Mantenernos satisfechos es también mantenernos sanos.

Descubre cosas nuevas:

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Se hicieron muchas bromas al principio de la cuarentena con el aluvión de oferta cultural que nos cayó a los consumidores de repente: el circo del sol, ópera gratis, conciertos en vivo en instagram, libros para descarga… Pero es que realmente es el momento adecuado para disfrutar de esas cosas. Lo que yo aconsejo es aprovechar para descubrir cosas que ya existían antes de la cuarentena y que se puede convertir en nuevas aficiones una vez la hayamos acabado.

Los podcasts, por ejemplo, son un gran entretenimiento para dentro y fuera de casa. Suelo recomendar:

Aprovecha también para leer gratis.Todos sabemos que las grandes editoriales están poniendo lecturas para descarga gratuitas, pero también otras menos conocidas.  Ediciones Babylon ha puesto parte de su catálogo de ebooks para descarga gratuita, entre ellos el primer volumen de A través del sexo. La escritora Marta Sanz ha escrito durante este confinamiento y puesto online el relato Sherezade en el búnker , Valdemar ofrece un relato gratuito al día en su cuenta de Twitter, Astiberri, que ha puesto el cómic La balada del norte para su descarga… Por supuesto, seguimos teniendo autores autopublicados en Amazon u otras plataformas (Nisa Arce suele poner en determinados días sus obras gratis) y siempre nos quedará Wattpad.

Lleva un diario de la cuarentena:

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Parece una tontería, pero estando encerrados cada día puede confundirse con el anterior. Escribir unas líneas cada noche sobre qué has hecho ese día, cómo te has sentido o qué noticia te ha impactado más te ayudará a gestionar el paso del tiempo, organizar tu pensamiento y con el paso de los años, si lo guardas, se convertirá en un recuerdo de incalculable valor para recordar cómo fueron estos inusuales días que nos está tocando vivir.

En todo caso, no pierdas de vista lo importante: mantenerse sano y proteger a los demás con el simple hecho de quedarse en casa. Todo lo demás, carece, al final, de importancia.

 

El fandom de Juego de Tronos está dividido: mientras unos se desilusionan más con cada capítulo que pasa, otros parecen disfrutar a rabiar de esta temporada. Ambos bandos se atacan en Twitter, sobre todo en relación al cambio de Daenerys: muchos dicen que ya se veía venir mientras apoyan a pies juntillas a D&D, otros, los Daeneryliebers, a los que se acusa de ansiar un final Disney, miran horrorizados la pantalla a la vez que despotrican contra los creadores de la serie y amenazan con anegar el mundo en llamas. Si no estás al día de Juego de Tronos, no sé qué haces aquí. Si lo estás, quizás este artículo te ayude a entender qué es lo que está pasando.

Y es que ahora mismo no se habla de otra cosa en el fandom

Las discusiones entre los que claman por lo que consideran un bestial bajón en la calidad de la serie y los que quieren disfrutar esta última temporada sin mayores consideraciones son constantes. A los primeros se los acusa de no ser capaces de admitir los acontecimientos y de ser «malos fans», por justificar los terribles actos de Daenerys; a los segundos se les llama simples, por ser capaces de de conformarse con cualquier cosa que les pongan delante.

Daenerys comenta la última temporada de GoT

«¿Bajón de calidad?», dirán estos últimos. La dirección de la serie es estupenda (sobre todo de los capítulos 3 y 5 de esta temporada), las interpretaciones, la escenografía —salvo por el ya celebre café que no-era-del-Starbucks— o el vestuario están al mismo nivel que siempre. Hay además un montón de batallas, muertes —menos de las que algunos desearían— y giros de guion tan bestiales de esos a los que GoT nos tiene acostumbrados. «Si quieres un final feliz, vete a ver un musical», dirán, para acabar su argumentación. 

Pero es que de lo que hablamos es del guion

No de la trama, no de un final feliz, no de la incapacidad del espectador de aceptar el desenlace de una historia que lleva muchos años siguiendo, sino del guion. Un intangible que no se ve, ni se toca, ni se oye, pero que está detrás de cada decisión de vestuario o fotografía, tras cada plano, diálogo o escena. Del guion, y de su eficacia o ineficacia. Y aceptémoslo, la calidad del guion de GoT ya no es la que era. Y esa es una verdad que ni siquiera la magnífica cinematografía de la serie puede ocultar. 

Todos sabemos que es el guion el que dirige la trama, pero no porque algo esté escrito (y rodado e interpretado) significa que el espectador lo tenga que aceptar aun cuando los engranajes chirrían. El guion debe albergar coherencia, y debe preparar al espectador para lo que está a punto descubrir. Eso no parece estar ocurriendo en el desenlace de Juego de Tronos. Así que, ¿qué es lo que falla en el guion de GoT?

Diálogos

Parece lo más obvio para el espectador. Los diálogos de GoT solían ser gloriosos. Los habitantes de Poniente nos maravillaban con su labia e inteligencia, que parecían reflejar a su vez la inteligencia de los escritores que había detrás. Célebres eran, sobre todo los duelos dialécticos entre Meñique y Varys. Tyrion nos enseñó, allá por el capítulo 1x01 lo útil que resulta la apropiación del insulto, Igritte nos enamoró con su aparentemente simple «You know nothing, Jon Snow», Syrio Forel nos enseñó cómo debíamos responder al Dios de la Muerte (afamada referencia rescatada en el 8x03, para justificar que Arya se apropiara del arco de personaje de Jon, pero de eso hablaremos luego) y Melissandre nos recordaba una y otra vez que «la noche es oscura y alberga horrores». No es difícil recordar lo delicioso que resultaba escuchar diálogos sin fin en las elegantes estancias de La Fortaleza Roja, cuando los Lannister, los Tyrell o los Martell conspiraban unos a espaldas de los otros; las negociaciones de Catelyn Stark con los posibles aliados del Rey en el Norte; o las concurridas reuniones alrededor de un mapa de Poniente, mientras los generales planeaban sus próximos movimientos bélicos…

Ya nos parecía, allá por la temporada seis, que ciertos personajes perdían cierto interés, impresión que se reafirmó en la temporada siete y se afianzó notablemente en la ocho: Tyrion ya no nos enamora con su inagotable ingenio, sino que se limita a caer en lugares comunes, flagrantes errores de juicio y a insultar a Varys en relación a su falta de pene (una y otra vez). Meñique se dedicaba a vagar por Invernalia, como una sombra del que fue, comentando solo obviedades y cayendo víctima de su propio juego. Bronn solo quiere un castillo y Cersei solo quiere elefantes, y las escenas entre Jon y Daenerys nos parecen cursis, insulsas y aburridas, llegando provocar severos ataques de vergüenza ajena. Nunca más que ahora nos han parecido más lejanos los exquisitos complots políticos, venganzas y romances de Juego de Tronos. 

Verosimilitud

Una ficción puede ser fantasiosa, imaginativa, llena de locos giros argumentales o situaciones alocadas, pero nunca puede ser inverosímil. Todo lo que ocurre debe poder ser procesado adecuadamente por el lector/espectador y nunca (jamás de los jamases) debe animarle a decir «¡Menuda fantasmada!».

Hay quien dice que a una serie en la que hay hechiceros, dragones y muertos vivientes no se le puede pedir que sea realista. Pero no hay afirmación más falaz que esa: es sobre todo en este tipo de ficciones, las que desafían lo que el espectador cree real o no, en las que las técnicas de verosimilitud deben hacer mayor acto de presencia. La verosimilitud no tiene tanto que ver con la realidad como con la apariencia de realidad. Cada autor decide cuáles son las reglas que rigen su mundo y lo debe decidir y establecer desde un principio. Así en el mundo de Juego de Tronos ciertos eventos fantasiosos (como la existencia de dragones) están permitidos, pero por lo demás es un mundo regido por las mismas reglas que el nuestro (las leyes físicas o de la gravedad son las mismas que en el nuestro, por ejemplo). Por lo tanto, dentro del contexto de Juego de Tronos nos parece verosímil que existan los dragones, pero no que alguien tire una manzana al aire y esta caiga "hacia arriba". GoT ha dejado, por varias razones, de ser verosímil, y eso no tiene nada que ver con el elemento fantástico de la serie, sino con una falta de coherencia. 

Hay una multitud de ejemplos de esta falta de verosimilitud solo en esta temporada: que todos parezcan olvidarse acerca de la existencia de la Flota de Euron (punto confirmado por el propio Benioff); que Bronn sea capaz de colarse en Invernalia, charlar con los hermanos Lannister y salir por donde ha venido sin que nadie más se entere; que Tyrion le quite las cadenas a Jaime para liberarle y que este, por su cuenta, tenga que salir de la tienda, abandonar el campamento sin que nadie lo vea y entrar en una ciudad que está siendo sitiada (¡y que lo consiga!), que Arya y el Perro consigan también entrar en King's Landing horas antes de la batalla (¿quién puede creerse que se puede entrar en una ciudad amurallada que está siendo sitiada?), que Euron dispare tres veces a Rhaegal y que tres veces acierte, mientras que en la batalla de King's Landing se dispare mil veces a Drogon y no se acierte ni una vez, los múltiples Deux ex machina que pueblan todo el capítulo 8x03, por medio de los cuales muchos personajes son milagrosamente salvados justo antes de morir, que Arya ataque, desde arriba y sin que se nos explique de dónde sale, al Rey de la Noche…

Cabos sueltos

Me encanta la analogía que hace mi adorado FrikiDoctor (cirujano, guionista y friki supremo—echad un vistazo a su canal de YouTube si no lo habéis hecho ya) cuando explica que un guionista debe sembrar para poder recoger luego. Siguiendo la analogía, se podría decir que los guionistas de Juego de Tronos han pecado de intentar recoger sin haber sembrado antes, pero sobre todo, han sembrado mucho que no han querido recoger después. 

Una miríada de cabos sueltos quedan pendientes de respuesta en esta última temporada, y a falta de un solo capítulo ya podemos intuir que no los van a resolver. Algunos personajes han sido despachados literalmente para no tener que terminar sus tramas (casos de Gendry y Fantasma, por ejemplo). Esto echa por tierra el argumento de que no había trama para 10 capítulos en las dos últimas temporadas. Por ejemplo:

—¿Qué escuchó Varys en las llamas tras ser mutilado? Es un misterio que nunca se desvela.

—¿Por qué R'hllor resucita a Jon si no fue para que acabara con el Rey de la Noche? Si bien se nos desvela en la serie que el señor de la Luz resucitó una y otra vez a Beric para que salvara a Arya, aún no se nos ha desvelado la razón de la vuelta de Jon al mundo de los vivos. ¿Lo sabremos en el último capítulo?

—¿Quién era el príncipe —o la princesa— que fue prometido? En la serie nunca se nos nombra a Azor Ahai, tan solo la profecía del príncipe que fue prometido, paladín de R’hllor y motivación principal de Melissandre. Esta trama, de vital importancia hasta la temporada seis, fue abandonada bruscamente. 

—¿Cuál era el objetivo de que Cersei estuviera embarazada? GoT se caracterizaba por ser una ficción que no daba puntadas sin hilo, sin embargo, descubrimos en la temporada siete que Cersei estaba embarazada sin que esto tuviera un efecto real en la trama. Todo hubiera ocurrido virtualmente de la misma forma si ese embarazo nunca hubiera existido.

—La trama del banco de Hierro y la Compañía Dorada. Esta trama parece cerrada, pero en falso. Cersei se curró mucho que el banco de hierro la financiara para poder contratar a la Compañía Dorada, cosa que consiguió (a falta de un par de elefantes), pero ¿de qué le sirvió? De nuevo, nada hubiera cambiado para la soberana de Poniente de no haber conseguido este objetivo. ¿Para qué darle tantas vueltas a una trama que no tiene el menor impacto en el desenlace?

—Robert Arryn y la trama del Valle quedan, literalmente, en el aire. Muchas veces vimos a Sansa hablando (¿conspirando?) con Lord Royce en los primeros capítulos de esta temporada, pero ya parece muy tarde para que nos aclaren si realmente estaba pasando algo.

—¿Para qué viajó Jaime Lannister al norte, luchó en la batalla de Invernalia y se acostó con Brienne de Tarth, solo para volver finalmente al punto de partida? De nuevo, una trama desarrollada que no lleva a ninguna parte.

—Bran y sus habilidades. Primero, la capacidad profética de Bran podría haber ayudado en muchas ocasiones, pero los guionistas no lo quisieron hacer. Según el propio Isaac Hempstead-Wright, Bran le cuenta a Sansa la verdad sobre Meñique... en una escena que fue eliminada del montaje final de la séptima temporada. Podría también haber advertido a Jon sobre Daenerys, y de lo mala que se va a volver. Por otro lado, está su capacidad para wargear, capacidad totalmente infrautilizada desde la muerte de Hodor. Todos esperábamos que durante la batalla de Invernalia fuera a wargear algo importante para influir en el destino de la batalla. No lo hizo, y nadie nos aclara por qué no.

Arcos de personajes

Los arcos de personaje se han convertido de repente en un tema recurrente de conversación, sobre todo por parte de aquellos que intentan (intentamos) explicar qué hay de malo en la octava temporada, y en lo poco que tiene que ver con la incapacidad del espectador de aceptar los hechos que se le muestran si se muestran correctamente. Pero, ¿qué son los arcos de personaje?

Hablando en plata se podría decir que el arco de un personaje es la línea que define su evolución en la historia, el que le lleva desde el punto inicial A hasta el punto final B y que muestra el cambio en su situación, creencias, filiaciones o moralidad. Hay muchos tipos de arcos y muchos autores que defienden uno u otro tipo, pero simplifiquemos al decir que los arcos pueden ser ascendentes, cuando el personaje o sus circunstancias mejoran; descendentes, cuando se da lo contrario; o planos cuando hay pocos o ningún cambio en el personaje o sus características.

Hemos visto arcos de personaje muy complejos en Juego de Tronos, y esa es una de las cosas que siempre me ha gustado más de la saga, tanto literaria como televisiva. No hay más que pensar en la evolución de personajes como Sansa, Arya, El Perro, Jorah Mormont, Jaime Lannister o Theon Greyjoy para entender a qué me refiero. Sin embargo, la evolución de los personajes, sus arcos, deben estar dotados de coherencia y últimamente esa coherencia parece haber caído en picado.

Un ejemplo muy claro, ya citado más arriba, es el caso de Jon. Jon, renacido por la gracia del Señor de la Luz y por mediación de Melissandre parecía postularse muy claramente como paladín de R’hllor. Era muy lógico que fuera Jon quien acabara con el Rey de la Noche, y no solo por mantener la coherencia mitológica. Era también, desde el inicio de la serie, el personaje principal más involucrado con la lucha contra los caminantes blancos y el primero al que vemos acabar con un espectro, allá por la primera temporada. Tenía, además, fuertes razones personales para querer acabar con el Rey de la Noche, tras la derrota sufrida en Casa Austera. Incluso, hubiera sido más lógico que Daenerys acabara con el Rey de la Noche, teniendo también razones personales tras la pérdida de Viserion. Aquí, Arya hace una apropiación de arcos ajenos, al acabar con el Rey de la Noche sin ella tener ninguna vinculación con él. Sí, es inesperado y es espectacular, pero primar la espectacularidad sobre la coherencia no suele dar los mejores resultados.

El de Jaime es otro ejemplo de arco malogrado. Todo indicaba que el del Matarreyes sería un camino de la perdición (chico malo de Poniente, rompedor de juramentos y fornicador de hermanas reales) a la redención, mediante un via crucis a modo de aprisionamiento, mutilación y amistad con la no-caballero más honorable del continente. Cuando a finales de la séptima temporada abre los ojos finalmente con respecto a su hermana gemela y viaja al norte para unirse al equipo de “los buenos”, ese arco de redención parecía casi acabado… para acabar unos cuantos episodios más adelante, fanservice con Brienne mediante, en el punto de partida para morir junto a Cersei por ladrillazo, igual de enamorado de ella que siempre. Un sinsentido.

Sería muy fácil decir, como Daenerylieber que soy, que al arco de personaje de la Reina de Dragones le falta coherencia, aunque no creo que esto sea del todo cierto. En esta entrada del blog de Carlos Pérez Casas se describen los pasos necesarios para trasformar a un héroe en un villano, pasos que D&D parecen haber seguido al pie de la letra. Entonces, ¿por qué parece que el arco de Daenerys no funciona y somos incapaces de asimilar su cambio? 

Quizás la respuesta a esto es la premura con la que este arco inició su camino descendente. Muchos espectadores de la serie hacen ahora un análisis retrospectivo para hacernos ver las ocasiones en las que debimos ver que Daenerys iba a terminar tan loca como su padre, al decir cosas como que iba a conquistar el mundo con sus dragones y blablabla. De nuevo tengo que citar a FrikiDoctor y recordar que, como todo científico sabe, los estudios retrospectivos tienen un importante sesgo. Y la verdad es que los guionistas no nos han preparado para este giro, porque querían sorprendernos, primando de nuevo la espectacularidad sobre la coherencia. Si nos hubieran querido preparar para la caída a los infiernos de Daenerys Targaryen nos podrían hecho sentir alguna empatía por los Tarly, por ejemplo, en vez de mostrar al padre como un hombre inflexible y rígido y al hijo como un lelo. Sentimos por primera vez esas muertes como un hecho malvado por medio del dolor de Samwell Tarly, personaje al que sí que apreciamos, ya entrados en la temporada ocho. Aparte de ese par de comentarios sobre conquistas violentas dichos al vuelo por Daenerys, nunca vemos algo que nos haga dudar de ella. De hecho, el camino recorrido por la Reina Dragón hace que nos involucremos emocionalmente con ella de manera muy profunda, vinculación que no se puede deshacer en dos o tres episodios. Recordemos tan solo que el arco de redención de Theon (uno de los más completos de la serie) empezó allá por la temporada tres, y pasaron dos o tres temporadas completas antes de que realmente empatizáramos con él. Su redención acabó finalmente en el capítulo 8x03, al morir defendiendo a Bran. Se nos conceden veinte o treinta horas de metraje para poder confiar en Theon, pero apenas dos o tres para desvincularnos de Daenerys. Verla, de buenas a primeras, imprecando a Jon o matando civiles indiscriminadamente nos sumerge en una sensación de irrealidad, como si Emilia Clarke estuviera, de repente, interpretando a otro personaje. 

En definitiva, el guion de la octava temporada de Juego de Tronos ( y el de la séptima) está lleno de incongruencias, fallos, agujeros y lugares comunes, muy lejos del nivel que se espera de esta superproducción ampliamente financiada y del que mostraba solo unas temporadas atrás. Cuesta mucho pensar que la única razón de esta bajada en el nivel sea la falta de material en el que basarse (los libros de Martin se agotan al final de la quinta temporada), y sin embargo, esta parece ser la más plausible. Ahora solo queda ver, con cierto desinterés y sensación de trámite, el sexto capítulo de esta temporada, que será el último de una serie que ha caído en barrena. Que los Siete nos cojan confesados. 

La nueva temporada de Juego de Tronos parece no estar satisfaciendo a sus seguidores. Aún sabiendo que nunca llueve a gusto de todos y que ningún final va a satisfacer a todo el fandom, parece intuirse, ya por el capítulo 4, que la trama coge una deriva que muchos no esperaban y que ahora no desean. Además, no parece un problema solo de trama. De alguna manera, muchos parecen (parecemos) intuir que el nivel del guion está bajando peligrosamente, pero ¿es solo un problema de la octava y última temporada, o ya venía de antes? Si no estás al día de Juego de Tronos, más te vale no seguir leyendo.

Vamos a remontarnos a 2016.

Si eres fan de Juego de tronos recordarás que ese fue el año en el que se estrenó la sexta temporada. Por primera vez, la serie despegaba de los libros para volar sola, desarrollando tramas inéditas incluso para los lectores de la saga de Martin. Aquel fue, me parece, el año de la gran explosión de la serie a nivel global, justo cuando el hype de los espectadores era más alto que nunca. Ya no podíannanticiparse ninguno de los acontecimientos de la serie, que por otro lado no decepcionaron a nadie: Jon Snow resurgía de entre los muertos para liderar al norte en contra de la tiranía del Bolton y ganar la épica batalla de los bastardos, a la vez que se nos confirmaba su ascendencia Targaryen. Sansa, adulta y empoderada, parece encontrar su lugar en el mundo. Arya emprende por fin su regreso a casa. Cersei, habiendo enterrado a su último hijo vivo, es proclamada como reina de los Siete Reinos, ganándose con ello una mirada de incredulidad y miedo por parte de su amado hermano Jaime. Su otro hermano, Tyrion, al fin mano de una monarca en la que cree firmemente, pone su ingenio e intelecto en pro de un mundo mejor. Y qué decir de Daenerys, nuestra Khaleesi, que consigue pacificar la antiguamente llamada Bahía de los Esclavos antes de volver sus ojos hacia el Trono de Hierro. Por aquel entonces, el Rey de la Noche aún era solo una amenaza inespecífica, esperábamos con la misma insistencia que Melissandre al príncipe (o princesa) que fue prometido y tres dragones surcaban el cielo. Todo parecía posible en Poniente.

vAquella temporada, magistralmente escrita, no solo nos regaló una trama vibrante y una de las mejores batallas rodadas para la televisión de toda la historia —la batalla de los Bastardos—, sino la enorme satisfacción de que se confirmara la GRAN teoría que los fans llevábamos años barruntando: que Jon era en realidad hijo de Rhaegar y Lyanna Stark, y por lo tanto, un Targaryen. De repente, el título de la saga literaria, Canción de Hielo y Fuego, cobraba más sentido que nunca y todos elucubrábamos con la profecía de las tres cabezas del dragón. Había tres dragones, por lo que debía haber tres jinetes Targaryen. Ya teníamos a dos de ellos, y solo faltaba un tercero. Cuando Tyrion entra en la mazmorra de Meereen donde Rhaegal y Viserion estaban encerrados y sale de allí con vida e ileso, ya casi podíamos imaginarlo junto a Jon y Daenerys, reconquistando poniente a lomos de sus tres dragones, emulando a Aegon el conquistador y sus dos hermanas... Esperanza que murió, miserablemente, cuando vimos a Viserion hundirse en las heladas aguas de un lago al norte del Muro. ¡¡¡¡Arrrrggggggghhh!!!!

Targaryens y teorías de fans aparte

La séptima temporada pareció robarnos mucho más que a uno de los dragones. A diferencia de la sexta temporada, la séptima no supo mantener el nivel argumental y la trama flaqueó peligrosamente, rozando el ridículo en ocasiones —como la infame reunión en Dragon's Pit. Los personajes presentaban reacciones impropios de ellos, cometían flagrantes errores técnicos en sus batallas y mostraban la capacidad casi inhumana de trasladarse de un lado a otro del continente en un abrir y cerrar de ojos (recordemos a Gendry y su enloquecida carrera de vuelta hacia el muro). Por primera vez en Juego de tronos, pudimos verle las costuras a los guiones: qué pretendían los guionistas con tal o cual diálogo, cómo intentaban engañar al espectador con juegos tácticos, cómo forzaban situaciones o incluso romances en pro de hacer avanzar la trama en la dirección deseada. Ejemplo muy claro de esto es la maltratada trama de Invernalia, mal explicada a propósito solo para dar al público la impresión de que las dos hermanas Stark estaban enfrentadas, y preparar la gran sorpresa del juicio a Petyr Baelish, dejándonos el mítico "How do you answer these charges... Lord Baelish?" de Sansa como única satisfacción.

La octava y última temporada parece no estar tampoco a la altura

Ni de las expectativas puestas en ella ni del nivel de calidad que se le supone por los ingentes recursos disponibles. Weiss y Benioff no parecen ser conscientes de que tienen entre manos la última temporada de la que es, probablemente, la serie más grande jamás producida. Ya el primer capítulo fue relativamente flojo. Aunque esperábamos un capítulo de transición (y lo fue) lo que no esperábamos era la pobre redacción de diálogos (sobre todo en la escena de "Cómo entrenar a tu dragón y mantener caliente a tu Reina"). Fue aquí, además, cuando empiezan a pasar cosas porque sí: A Sansa le cae mal Daenerys porque sí, Daenerys y Jon se van de paseo porque sí, Cersei se va a la cama con Euron porque sí, Sam le cuenta a Jon la verdad de su familia porque sí (y porque estaba enfadado con la Khaleesi), etcétera.

El capítulo dos

A pesar de ser uno en el que aparentemente "no pasa nada" resultó estimulante. El guión estaba más hilado que el del primero (de hecho, de los cuatro capítulo emitidos, este es el único que no tiene graves problemas) y los diálogos estaban definitivamente mejor escritos, pero sigue habiendo cosas chirriantes, como la conversión de Tormund en el cómico invitado de la temporada (tendencia que parece vigente hasta hoy), a la vez que se hizo más evidente la intencióndel equipo de guionistas de que le cogiéramos tirria a Daenerys, cuando la hacen reaccionar de manera impropia a su carácter. 

El capítulo tres

Fue al mismo tiempo un prodigio técnico y un desastre narrativo. Aparte de la —muy controvertida— oscura fotografía del capítulo, la (no tan larga) noche de batalla es espectacular. El capítulo tiene buen ritmo, muy buena dirección y bastante decente dirección de actores. La música acompaña magistralmente y verlo (incluso por segunda o por tercera vez) es emocionante. Pero —y aquí viene el GRAN pero— el problema siguen siendo las costuras cada vez más visibles del guión. Cuando ves al ejército Dothraki galopar hacia la oscuridad —y a una más que previsible muerte— sin la menor consideración bélica, casi puedes imaginar a los guionistas en su sala de reuniones diciendo: "¿A que estaría guay ver cómo se van apagando las espadas una a una?". Sí, espectacular es, pero... ¿Hola? ¿Hay algún cerebro dirigiendo esta batalla o solo estamos haciéndonos los chachis? Por otro lado, el capítulo está copado de deux ex machina, y si no pensad: ¿Cuántos personajes son salvados milagrosamente justo antes de morir? Por no hablar del muy épico, sí, pero también muy inexplicable momento en el que Arya sale de la nada para atacar al Rey de la Noche... ¡desde arriba! Que vale, que yo fui la primera que gritó de emoción al ver a Arya hacer algo tan épico (¡Girl Power!) pero ¿de dónde sale? ¿Por qué nadie la ve venir? 

Aparte de lo anticlimático que resulta acabar con el Rey de la Noche a falta de tres episodios para el final, ya parece una pauta que Juego de Tronos deseche las tramas que no le sirven. Pasó con Tormundo y Gosht, mandados más allá del muro en el capítulo cuatro, o Gendry, sacado del juego de tronos contentándolo con Bastión de Tormentas. Ya está claro, a estas alturas de la serie, que no se animarán a aclarar tampoco el origen de Tyrion, al igual que desperdiciaron la trama dorniense. En fin...

Y hablando del capítulo 4

La verdad es que es un desatino total. Tras un muy elaborado y lacrimógeno funeral, los supervivientes de la batalla se pegan un fiestorrón épico. Vaso de Starbucks aparte, la fiesta está llena de escenas inexplicables y lugares comunes, para culminar con el fanservice del Jaime/Brienne y una horripilante escena entre tía y sobrino acerca de su parentesco y derechos royales. Posteriormente, se gestiona muy mal el tema de la herencia de Jon Snow, con una o dos escenas en las que se desvela el secreto que son más bien ridículas. Por si fuera poco, se coloca un cartel de neón sobre Daenerys que nos recuerda que está loca (como su padre). Varys parece haber entrado en pánico, de repente y sin venir a cuento, y a Tyrion (que para más inri lleva dos temporadas sin hacer NADA) se le está pegando tanta tontería. Luego, Bronn se cuela en Invernalia ballesta en mano como si nada para tener una inverosímil conversación con los hermanos Lannister. Y cuando piensas que el capítulo no podía ser más insulso, ¡Zas! y no una, ni dos, sino tres lanzas se clavan en el cuerpo de Rhaegal y en el corazón de todos los espectadores. ¡¡¡¡Arrrrggggggghhh!!!!

Podría seguir despotricando sobre el capítulo, pero creo que ya pillan la idea y a mí me va a dar un patatús. 

Aunque todavía (pobres infelices) los fans no hemos perdido la fe del todo, y confiamos en un gran giro final que devuelva todas nuestras esperanzas, nos vemos venir un final de serie insulso, insustancial y precipitado, incapaz de contentar a cualquier espectador mínimamente exigente. 

Nuestro único consuelo es que siempre nos quedarán los libros... O no.

Artículo coescrito junto a Nisa Arce