Es curioso lo que pasa cuando te das cuenta de que no has hecho cosas que son indispensables o que al menos la gente de tu entorno comprende como indispensable. No estoy hablando ahora de las cosas serias de la vida, sino de tonterías como leer tal o cual libro, o ver tal película que tu mejor amigo considera un "clásico indiscutible".
Si bien es cierto que mi cartera de "cosas que hacer antes de morir" sigue bien llenita (nunca he visto 2001: una odisea en el espacio ni los siete samurais, tampoco he leído aún todos los cuentos de Poe ni de Lovecraft, ni ninguna de las obras de teatro de Oscar Wilde, ni he ido jamás a disneylandia, etc, etc, etc, etc), había una cosita en esa cartera que de repente se me antojó no sólo fácilmente remediable, sino de imperiosa resolución.
Resulta que en Facebook, en el grupo de creciente creación Yaoi - M/M Authors, Nimphie lanzó la inocente pregunta de cuales eran tus novelas homoeróticas o con contenido gay favoritas, y ella misma hacía una lista de las suyas. Cualquiera que me conozca desde hace algún tiempo pensaría que yo no tendría problema alguno en decir las mías también, pero me di cuenta, no si un atisbo de sorpresa, que no sólo no había leído ninguna de su recomendaciones (salvo la saga de nightrunner, pero no son novelas de género homoerótico en sí, sino fantasía en la que casualmente el prota tiene ciertas tendencias homosexuales), sino que tampoco tenía novelas homoeróticas favoritas aparte de las historias que he leído en internet de autoras aficionadas (la mayoría) y que nunca había leído un libro homoeótico editado por una editorial (aquí excluyo a las autoediciones no por desmérito, sino por el concepto de industria que conllevan las editoriales. Y que conste que aún estoy esperando que Eldalie me mande mi ejemplar de Pierrot!). Si bien estoy harta de oír que en EEUU la literatura homoerótica (no la novela LGTB per se, sino la escrita por y para mujeres) tiene tanto público que hay editoriales enteras dedicadas a ellas, y que sus autoras tienen cierta repercusión, respercusión que no tienen grandes autoras latinas porque la industria editorial no abre mercado para ellas (razón por la cual todas terminan acudiendo a la autoedición y distribución de sus obras, generalemente gratuitas por la red, como Aurora Seldom, Khira, Van Krauser, Nut, Nimphie y un laaarrgo etc de autoras completamente talentosas). Podría aprovechar este momento para analizar como el mercado editorial hispanoparlante está haciendo cambios a este respecto -porque de repente todos somos testigos de como algunas de estas autoras están empezando con editoriales "de verdad"-, pero eso lo dejamos para otro pots, porque no era eso lo que quería contar.
Sin irme más por las ramas, me dije que siendo comsumidora y escritora de literatura homoerótica como lo soy, debería leer a autoras norteamericanas, que en mi inocente presunción, debían ser todas muy buenas. ¿Y por qué no lo iban a ser? Son autoras que PUBLICAN a nivel PROFESIONAL y que supuestamente tendrán el apoyo de EDITORES PROFESIONALES y que por supuesto COBRAN por escribir esos libros. Sin desmerecer a las autoras aficionadas (entre las que evidentemente me incluyo) supuse que la profesionalización conllevaba también un aumeto de la calidad, y que por lo tanto, si son buenas escritoras, tendrán influencias en el resto de autoras del género. Así que me dije que no podía seguir escribiendo sin haber leído algo que estas autoras, que ya me valía.
Así que no corta ni perezosa decidí empezar con Evangeline Anderson, porque tiene cierto renombre, y concretamente con su novela "El esclavo".
¿Qué fue lo que me encontré? Evidentemente mucho menos de lo que esperaba, razón de ser de este post. Si bien no espero que una historia erótica que no tiene aspiraciones de ser más que eso tenga mucha trama, lo que sí esperaba era que las novelas de esta mujer aspiraran a ser otra cosa, en vez de conformarse con ser el marco de absurdas situaciones que tienen siempre una resolución sexual, en una versión algo elaborada de un PWP o como yo la llamo PWASOP (Porn with a shit of plot). No voy a entrar a criticar el estilo de al autora pues leí una traducción al español hecha por aficionados y aunque hicieron un trabajo muy correcto, no voy a entrar ahi por si acaso. Lo que sí voy a criticar son aspectos de la trama y la caracterización de personajes que nada tienen que ver con el idioma en el que estén escritos.
La historia, ambientada en un cutre mundo de sci-fi más propio de la serie B hecha por fans de star trek, narra la historia de Haven, un maestro de la luz (una especie de caballero Jedi pero sin espada láser) y de su aprendiz Wren, un hermosísimo joven (es que podía ser de otra manera?) que en su niñez había sido un esclavo sexual cuyo dueño alquilaba su boca (me remito a mi acotación anterior), de cuya situación le había salvaso Haven (Ídem). Ambos van a hacer de intermediarios en unas negociaciones de paz entre dos pueblos, uno de humanoides peludos y algo hippies y el otro de reptilianos verdosos en plan "V", porque estos últimos querían volar el planeta de los primeros (como si tuvieran la estrella de la muerte) sin ninguna razón aparente. Para satisfacer las costumbres de los anfitriones, los reptilianos esos, los diplomáticos deben fingir tener un esclavo sexual porque está mal visto no tener uno, y claro, Wren se ofrece ingenuamente a fingir ser el esclavo de su maestro, del que está secretamente enamorado. Os puedo poner la sinopsis oficial, pero la mía es más divertida (porque tiene más mala leche).
Bueno, eso es básicamente el capítulo 1. El resto de la historia, otros trece capítulos, se basa en poner a aprendiz/esclavo y maestro/amo en una serie de situaciones que los fuerzan a una intimidad que para ellos está prohibida (pues el contacto sexual entre maestro y aprendiz es convenientemente un delito), pero que deben realizar para no poner en peligro las negociaciones (¿¿???), al tiempo que se van desentrañando los traumas de infancia de Wren, quien revive con cierta y desconcertante alegría el hecho de volver a estar sometido sexualmente y se desgranan los sentimientos reprimidos que ambos protagonistas guardan el uno por el otro. La historia tiene un malo, por supuesto, toda buena historia la tiene (los cuentos infantiles y las películas de disney no sería nada sin un buen malo) que es un reptiliano sádico y de carácter seco y escamoso (ja! acabo de hacer un chiste, ¿se fijaron?), que tiene debilidad por torturar esclavos y que por supuesto (a ver quien no lo ha adivinado ya?) le tiene ganas al precioso aprendiz de Haven, que para más señas tiene un apretado y virginal culo (creo estar usando palabras textuales de la novela). Además, aprendiz y maestro tienen una especie de conexión telepática el uno con el otro que resulta especialmente conveniente para poder meter complejos (y disparatados) diálogos en las escenas de sexo oral (ejem!).
Como no podía ser de otra manera hay sexo a mansalva en las 200 páginitas que tiene la novela, y expresiones soeces como para llenar una novela de 1000 páginas y que aún así fuera considerada como "guarrilla". Además el sexapeal de la novela se basa en someter al joven virgen al mandato de su musculoso, atractivísimo y aparentemente bastante bien dotado maestro. Si bien no voy a entrar a criticar las prácticas de sumisión-dominación o de sadomaso que se aprecian en el libro (ni soy quien, ni me parecen mal), no hay más erotismo que eso, y de hecho, el erotismo se va por la borda con expresiones como: "Nací para esto. Nací para estar de rodillas y someterme a ti. Para chupar tu polla", o la inolvidable "Sólo fóllame, ¿quieres? Sólo lléname con tu leche, ahora".
Una de las más delirantes escenas de la novela ocurre cuando Wren tiene que vestir una "cola" para ir a un desfile, cola que por supuesto se inserta por el ano. Haven tiene que ponérsela, claro y aplica unos aceites, aunque al hacerlo de manera incorrecta deja a su aprendiz en un estado de total cachondez mental que no desaparecerá hasta que no lo haga el aceite. Mientras ese aciete está en el ano y los genitales del chico, éste se comporta como un demonio lascivo pidiendole una y otra vez a su maestro que le dejara chupar su polla (de nuevo uso palabras textuales). Así que para quitar ese aceite, Haven hace a su aprendiz bañarse con fruicción, y de hecho él mismo se mete en la bañera con él y frota su pene y su culito para ayudarle a limpiarse. Pero todos los intenton son improductivos, hasta que al final le dicen que el único disolvente conocido para ese aceite es el semen y no un semen cualquiera, sino de aquel que lo apilcó (WTF?!), así que el propio Haven se ve en la "terrible obligación" de frotar el pene de su discípulo con su semen y de introducirlo también en su ano, pero sin (no se lo pierdan, que esto es bueno) desvirgarlo. Si quieren averigüar como lo consiguió, léanse el libro, aunque sea por esa malsana curiosidad.
Ahora, si has llegado al final del post, aparte de merecerte que te invite a una caña, querrás saber porqué coño me siento estafada. La razón es bien sencilla: ¿es esto es la literatura homoerótica nortemaericana, la más especializada y profesionalizada y aparentemente, al menos de cara a la galería, lo mejor que tenemos? ¿De verdad estas autoras, o al menos Evangliene Anderson (porque no he leído a otras y no quiero generalizar) publican porque sus libros sean buenos? No si ya veo que no, ¿es culpa mía por se ingenua y esperar algo mejor, por creer que puede haber una literatura erótica de calidad?
La verdad es que me alegro de no haberme comprado ese libro, porque si no es que me volvía loca, y lo que más me asombra y me enfada es ¿por qué demonios todas esas grandes autoras de homoeróticas en castellano, a las que Evangeline no llega a la suela del zapato, no tienen sus novelas publicadas y se pueden dedicar profesionalmente a la escritura y ella sí?
Después de leer este libro no me extraña tanto que la erótica sea un género olvidado y dejado al más absoluto ostracismo porque es mala literatura, porque si lo que se publica está a este nivel, efectivamente lo es. Esto debería hacernos reflexionar acerca de lo que las autoras de homoerótica en español queremos, qué tipo de literatura queremos crear, que estándar de calidad queremos darle a nuestro trabajo, sobre todo ahora que el mercado parece abrirse. ¿Podremos hacerlo mejor que las americanas? Espero, sinceramente, que sí.