Hace tiempo que no os vengo con una de mis rutas, la verdad es que el ritmo de rutas se ha ralentizado considerablemente estas dos ultimas semanas, en parte por cuestiones personales varias, en parte porque hemos encadenado dos olas de calor en estos días, y pocas ganas de estar recorriendo carreteras se le quedan a una. En fin…
La semana pasada, teníamos pensando recorrer el sur y sureste de la isla, la zona más turística y donde están la mayor parte de las playas, pero dado que sólo salimos un día (el martes día 14) pues no nos dio tiempo a hacer todo lo que teníamos pensado. En todo caso lo pasamos bien y conocimos lugares nuevos, lo que es, al fin y al cabo, el objetivo de todo esto.
Comenzamos nuestra ruta avanzando por el centro de la isla para llegar a la ciudad de Santa Lucía. Recorrimos carreteras secundarias y rurales hasta llegar al pueblo de Tunte, un lugar bastante aislado, que aquí es el paradigma de lo que está muy, muy lejos (eso está más lejos que Tunte, y ese tipo de expresiones).
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Uno de los miradores que nos encontramos por el camino |
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Y las correspondientes vistas |
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Una de las callejuelas de Tunte |
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La iglesia |
Por fin, tras una larga carretera llegamos a la ciudad de Santa Lucía de Tirajana.
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Antiguo puente que cruzaba el barranco de tirajana, en ruinas |
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Vista del pueblo |
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Iglesia |
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Grupo escultórico en la plaza de la iglesia, en homenaje a las ‘abuelas’ |
Según las guías y las personas a las que habíamos consultado, uno de los mayores intereses turísticos de Santa Lucía es la fortaleza de Ansite, una estructura natural de rocas donde supuestamente se refugió la úlitma resistencia aborigen contra la conquista castellana. Nuestra primera sorpresa al llegar al pueblo (y el primer tirón de orejas de la entrada) nos la llevamos al ver que no había ninguna indicación de cómo llegar a tal lugar (que nosotros vieramos). Por otra parte, sabíamos que había allí un museo dedicado a la época prehispánica de la isla, pero tampoco vimos indicaciones (tuvimos que preguntar). Esto es lo que vimos al llegar al museo (segundo tirón de oreja).
Como se puede ver en las fotografía, no hay en la fachada ni UN SOLO cartel indicando que lo que alberga es un museo. La parte principal de la fachada, donde estaba la entrada, tenía un empedrado, imitando un estilo antiguo, pero otras partes del edificio no lo tenían, y había unos arcos en construcción, aunque toda obra que se pudiera estar haciendo estaba aparentemente parada. Cuando entramos en el edificio, nos encontramos en un pequeño patio interior con un cartel que decía el precio de las entradas. Y nada más, allí no había NADIE (o al menos nadie que nos hiciera caso, había un señor escuchando la radio que nos ignoró olimpicamente, y creo que no trabajaba allí). Desconcertados, decidimos irnos de allí, no sin antes echar un vistazo alrededor.
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Fotografía que saqué desde la entrada del museo, en la sala se pueden ver vitrinas con restos arqueológicos, pero aquello tenía pinta de estar un poco abandonado… |
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Tras desistir en el intento de ver el museo, nos decidimos a buscar la Fortaleza de Ansite, nos costó un poco, la carretera era mala, había muchas curvas y estaba en obras, ¡pero lo conseguimos!
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Vista lateral de la Fortaleza de Ansite |
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Vista desde abajo |
Luego, seguimos nuestro camino hacia el sur, siguiendo las carreteras del municipio de Santa Lucía, hasta llegar a la costa. Cansados de tanta carretera (llevábamos casi cinco horas de ruta y de coche) y muertos de calor (pues pasabamos una de las tan habituales olas de calor de este verano -creo que ya llevamos seis-) nos decidimos a parar en la playa y descansar el resto del día. La elegida, fue una de las playas del municipio de San Bartolomé y una de nuestras favoritas: la playa de las burras.
Y hasta aquí nuestra ruta por el sur, nos quedaron muchas cosas que ver (entre ellas el puerto de Mogán, uno de los lugares más bonitos de la isla) pero ya volveremos otro día más propicio y con menos calor.
Mañana os contaré nuestra ruta por el norte ^^
Afúuuu a Tunte con estos caloressssss