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Impresiones sobre el final de True Blood (contiene Spoilers)

Ya superada la resaca por la emisión en USA el domingo (el lunes en España) del que fue el último capítulo de True Blood, me atrevo a comentar mis impresiones al respecto. 
Sería quizás adecuado afirmar que el último capítulo no decepcionó: fue tan aburrido, predecible y absurdo como toda esta séptima y última temporada. 
No me malinterpreten, yo también he sido uno de los millones de personas caídas en el influyo de una serie de estética sensual y sangrienta, cuya fabulosa primera temporada prometía una trama que tonteaba con el gore, el romance y el thriller, a la vez que hacía las delicias de los fans de los vampiros de toda la vida (y no de esos vampiros pusilánimes-mojigatos-brillantes-bajo-la-luz-del-sol que ciertas sagas de adolescentes popularizaban por aquella época). 
True Blood nos prometía vampiros «de verdad»: lascivos, hambrientos de sangre, fuertemente vinculados a su lado más oscuro, aunque a veces este les produjera cierto rechazo. En medio de ellos resplandecía el personaje de Sookie Stackhouse: la camarera sexy y telépata con pintas de paleta de pueblo que no deja de meterse en líos con vampiros en las siete temporadas que dura la serie. 
El planteamiento de la serie (basado a su vez en el planteamiento de los libros de Charlene Harris) era de lo más original: tras la aparición en el mercado de un producto llamado True Blood, que no era otra cosa que sangre sintética embotellada, los vampiros, ya no necesitados (al menos en teoría y de cara a la galería) de beber sangre humana, salen «del ataúd» (en clara alusión a la visualización de otras minorías como los homosexuales) e inician una lucha por sus derechos civiles (derecho a propiedad, herencia, matrimonio, etc), a la vez que los humanos descubren que la sangre de vampiro es una portentosa droga, con poderes curativos, afrodisiacos, psicotrópicos y altamente adictiva. En este nuevo escenario, surgen los bares de vampiros, los vampirófilos (o vampire-fuckers), los vampirófobos y los traficantes de V (el nombre popular de la sangre vampírica). 
Es entonces cuando el vampiro Bill Compton vuelve a Bon Temps, su ciudad natal, para reclamar como suyas las posesiones de su familia, y conoce a Sookie. Al mismo tiempo, un misterioso asesino persigue a todas las mujeres que han tenido relaciones (carnales o de otro tipo) con vampiros. Sookie y Bill se aliarán para encontrar al asesino, enamorándose perdidamente (por supuesto) por el camino. 
Sin embargo, tras la resolución de la primera temporada la serie no hizo sino decaer. Por sus capítulos han desafilado ménades, cambiaformas, hombres lobo, hadas, brujas y dioses-vampiro que lejos de enriquecer la trama la entorpecían continuamente.
Como no me veo capaz de reseñar la trama temporada a temporada (lo que sería largo e innecesario) prefiero hablar de los personajes. Preciosamente dibujados en un inicio, se fueron desdibujando a medida que sus tramas se liaban y desliaban. El mismo personaje podía pasar de ser un villano a un héroe (o viceversa) de la noche a la mañana y sin mucha justificación. 
Sookie: la que es la protagonista de la serie se nos presenta como una joven madura y segura de sí misma, pero va transformandose hasta ser una mujer voluble, insegura y que parece no saber qué quiere, ni siquiera en el último capítulo. Se deja llevar y se deja querer, sin ser capaz de tomar las riendas de su vida. Se enamora de Bill en un inicio (y de manera muy lógica) para desenamorarse de él al saberse traicionada. A partir de entonces, vaga de amante en amante, llegando incluso a liarse (incomprensiblemente y en una de las tramas más delirantes de la serie) con el asesino de sus propios padres, para al final descubrirse enamorada de Bill Compton al final de la serie. 
Bill: quizás el mejor ejemplo de un personaje echado a perder por las pocas bondades de los guionistas de la serie. Bill pasa de ser el galán de la serie (vampiro guapo y sexy que tras explorar su lado más oscuro repudia la violencia y se enamora de una joven humana), a ser el traidor que sólo quería aprovecharse de Sookie, para luego transmutarse en la reencarnación (o algo por el estilo) de la diosa vampirica Lilith y querer destruir y/o sojuzgar a la humanidad, para acabar la serie siendo un vampiro enfermo (de hepatitis V), moribundo, cursilón y enamorado hasta decir basta de Sookie hasta el punto de querer morir por ella (pidiéndole de paso a la pobre chica que le mate personalmente) en el intento de que Sookie pueda olvidarse de él por fin y tener una vida normal con marido hijos y toda-esa-mierda, sin pararse a preguntarle a la propia Sookie qué es lo que ella quiere. 
Sam: el ninguneado Sam Merlotte, el cambiaformas dueño del bar en el que trabaja Sookie, que está (no tan) secretamente enamorado de ella, es un personaje que se pierde en medio de tramas cada vez más rocambolescas, pasando de ser un coprotagonista de lujo a parte del atrezzo de la serie. Penoso. 
Eric (y Pamela): quizás Eric sea uno de los personajes más queridos de la serie, y no sólo por el impotente físico de Alexander Skarsgard. El atractivo y milenario vampiro-vikingo que regenta el célebre y turbio bar Fangtasia, siempre acompañado de Pamela, su fiel progenie, una lesbiana y ex prostituta especialmente aficionada a las palabras malsonantes y a las pestañas postizas. Ambos como pareja llegan a ser de lo más divertido, irónico y con más cachondeo de la serie. El personaje de Eric es de los pocos en los que se profundiza y que sufre transformaciones de carácter más o menos comprensibles, aunque es víctima de varias injusticias de guión como hacerle perder la memoria y convertirlo en un memo enamorado de Sookie allá por la temporada 3 ó 5, aunque incluso eso sirve para su evolución como personaje. Sin embargo, también es Eric el protagonista de uno de los más claros ejemplos de las inconsistencias de guión que sufre la serie, al acabar la temporada 6 envuelto en llamas a lo bonzo y reaparecer en la temporada 7 milagrosamente curado de sus quemaduras pero enfermo de hepatitis V, sin que nadie nos explique que c*%o ha pasado. 
Jason: uno de mis personajes favoritos, Jason «el hermanísimo» Stackhouse es un paleto de pueblo con un cuerpo de infarto y una asombrosa capacidad para llevarse a las titis al catre. Muy divertido como concepto de personaje, por lo tonto y lo guapo que es, también sufre transformaciones difícilmente explicables como su radical cambio de vampirófobo a vampirófilo. La conclusión de este personaje en la serie es demasiado precipitada como para resultar satisfactoria. 
Tara: al igual que Sam, Tara prometía ser lo que no fue. La mejor amiga de Sookie, secretamente enamorada de Jason, con la difícil vida de una mujer negra en el Sur profundo a sus espaldas y marcada por el alcoholismo de su madre, es muy fuerte y sabe cuidar de sí misma. Tras muchos dimes y diretes, odio a los vampiros y conversión al lesbianismo incluidos, termina muriendo en la temporada 5(?) para «resucitar» como vampiro y progenie de Pamela, con la que tendrá una relación de amor-odio. Finalmente, Tara encontrará la muerte verdadera al inicio de la temporada 7, en una escena precipitada y falta de la emoción que merece la muerte de un coprotagonista, para pasarse el resto de la temporada en forma de fantasma que se le aparece a su madre la adicta cuando esta ha tomado V, sólo para transmitirle un mensaje sin ninguna trascendencia. 
Alcide: este impotente hombre lobo, da vueltas sin rumbo por la serie desde las primeras temporadas (aparece en la segunda o tercera no recuerdo) para acabar liado con Sookie al final de la sexta y morir sin pena ni gloria a mediados de la séptima. Un personaje útil sólo para lucir palmito. 
Hay muchos más personajes, por supuesto, pero supongo que he hablado de aquellos cuya evolución más han detestado los fans. 
En cuanto al final de la serie en sí, reitero mi impresión inicial de que ha sido de lo más decepcionante. 
Sookie no tomó ninguna decisión, no es dueña de su destino y se deja llevar por las decisiones de Bill, para al final terminar con un hombre anónimo y tener los hijos que Bill quería que ella tuviera. Bill muere por voluntad propia, en pro del honorable pero tremendamente cursi propósito de quitarse de en medio para que Sookie pudiera vivir una vida plena sin él, no sin antes asistir a una absurda boda de última hora entre Jessica, la progenie de Bill y su intermitente y desmemoriado novio Hoyt. El último episodio pasó entre bodas y suicidios asistidos para acabar en una bucólica cena de acción de gracias de varios años después, en la que nos muestra que todos los personajes que siguen vivos han sentado la cabeza para ponerse a parir como conejos. 
En definitiva, True Blood es un continuo «wannabe» una serie que quiere convertirse en referencia en el género vampirico y de terror pero que vive secuestrada por el escaso talento de sus guiones. Una serie que no pasa de ser un precioso envoltorio para un bombón de mal gusto y algo pasado de fecha, impropio del nivel de otras series de la HBO, como la actual Juego de Tronos, ejemplo célebre de un guión bien rematado, una Soap Opera Vampírica que coquetea continuamente con el absurdo y que innecesariamente alargada, llegó a su final tocada de muerte. En fin…

2 comentarios en «Impresiones sobre el final de True Blood (contiene Spoilers)»

  1. Hola, me gusta mucho realmente leer comentarios sobre esta serie, ya que soy gran fanática tanto del género como la serie que seguí fielmente durante las 7 temporadas, no sólo por la idea de la serie sino porque desde antes yo ya era fan de la saga de libros que realmente es muy buena y la recomiendo a todo el que busque una buena lectura de vampiros porque aparte de entretenidos, son muchos.
    Eso me lleva a hablar sobre la comparación de true blood con game of thrones, los libros y los guionistas. Me parece una comparación algo injusta porque aunque true blood es realmente buena, sólo fue basada en los libros, desde la primera temporada se nota que se alejaron de la historia central completamente, crearon personajes de la nada para darle sentido a lo que iban creando y pueden ser los mismos nombres pero incluso el carácter de los personajes es diferente a los libros. Si alguien disfruto algo de true blood fue gracias en, puedo ser franca y decir, que en más del 60% por los guionistas y el resto por los libros.
    En cambio game of trhones, que si es lo más épico que existe en este momento, si, en mi opinión lo es, pero porque aunque queda bastante justo convertir 600 páginas en 10 capítulos por temporada, trata de ser una copia fiel de los libros y todo lo que nos gusta de la serie es al 100% gracias al autor de los libros.
    Por eso a mi me gusta defender con capa y espada a true blood, porque si bien la última temporada me lleno de enojos y me rompió el corazón más de una vez, desde la primera temporada me emociones y enoje por partes iguales con toda la historia, todo gracias a los guionistas, habrán corrido por tratar de terminar personajes, historias y complejas relaciones que les tomo más de una temporada crear pero eso es porque realmente ellos fueron creativos durante las 6 temporadas pasadas y se apresuraron a darle un cierre que arruinó a mi parecer la serie, pero si se hubieran basado en los libros serie algo muy diferente a lo que conocemos como true blood. Abríamos visto más novios de sookie y sabríamos que por ejemplo esa relación con el acecino de sus padres nada más nada que ver, reí desde que lo presentaron, una gran transformación de jasson, una mejor trama de alcide, incluso lo que conocemos de Bill y Erick que son mi adoración sería muy diferente.
    Mi opinión no es con ánimo de ofender, si a alguien no le agrado me disculpo pero realmente es mi forma de ver el porque de esta serie y aún así puedo decir que soy fan completamente y la ame todo el camino aunque no se pareciera a los libros, cosa diferente de la porquería indefendible de twilight que es copia al carbón de los libros y aún así es un asco y no me agrada que alguien siquiera los ponga en el mismo nivel.
    Espero no se tomen a mal mi opinión, pero me encantan series y libros y sus comparaciones así que por eso la doy.

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