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Historias homoeróticas recomendables, parte I:

Plagiando a mucha gente que ya hace esto, quiero inaugurar una nueva sección fija en el blog para recomendar las mejores historias homoeróticas que leo por ahí. Me centraré en historias originales, que son lo que yo leo. Lo que no haré será hablar mal de aquellas que no me gusten, así que esta sección será sólo para hacer críticas positivas, de aquellos trabajos y autores que me han gustado.

Tampoco voy a hacer Spoilers ni nada por el estilo, sólo humildes críticas para expresar mi opinión de lectora exigente.

Voy a inaugurar la sección con la primera novela homoeróticas que leí. “Punto de Quiebre”, de Aurora Seldon, es una novela (publicada en Lulú) que habla del amor de dos hombres a través del tiempo, y de cómo los errores pudieron separarlos. Habla también de las convenciones sociales, presentándonos a un personaje, Santiago de Souza, asfixiado por su necesidad de ocultar su homosexualidad con el fin de mantener su posición social, en contraposición al otro protagonista, Luigi Scarletti, un gay emancipado y libre que ha aprendido a vivir su vida siendo lo que es.

Aunque la autora no entra en juicios morales, se puede percibir una mayor empatía con el personaje de Luigi, que termina siendo el protagonista absoluto de la trama, al tener que sufrir las indecisiones del hombre del que lleva enamorado toda su vida. Os dejo la sinopsis que aparece en la página de la autora.

“Luigi Scarletti, periodista de investigación, regresa al Perú luego de doce años de ausencia, temiendo reencontrarse con su primer novio, Santiago de Souza, quien es ahora un importante empresario. La relación de Luigi y Santiago se inició en la universidad, cuando ambos tenían diecinueve años, y terminó a los veintidós, a causa del empeño de Santiago de mantenerlo todo en secreto. Cuando Luigi regresa, Santiago está a punto de casarse con Deborah Amézaga, modelo e hija del dueño del canal de televisión donde el periodista trabajará. Es inevitable que el encuentro se produzca y las cosas se salen de control. ¿Decidirá Santiago dejar de ocultarse y cancelar una boda que lo hará infeliz?”.

La historia tiene una curiosa estructura en flash-backs, de manera que el lector va averiguando progresivamente las razones que separaron a los protagonistas en su juventud, al mismo tiempo que vive su reencuentro. Al final del libro, todas las piezas encajan y nos podemos hacer una idea de la historia de amor de estos dos hombres. Altamente recomendable.

La segunda recomendación de la tarde, la primera historia original de una jovencita que antes escribía slash de Death Note. Sí Mavya, eres tú. Mavya tiene 19 años y es argentina. La historia se llama Cuarto Oscuro y se publica en amoryaoi. Es un shota, con todo lo que el género conlleva, pero está narrado con tal delicadeza y empatía, que incluso para aquellas lectoras a las que no nos gusta el género (soy la primera de la lista), la historia de amor es tan creíble y tierna, que se hace, no sólo llevadera, sino muy agradable. La historia trata de un hombre llamado Mad, que es arquitecto, pero que suele trabajar como fotógrafo en el taller de modas de su hermana. Allí conoce a un modelo de aspecto andrógino y delicado del que se enamora a primera vista, antes de descubrir que la criaturita tiene sólo trece años. Ariel, que así se llama, es un niño solitario y hambriento de amor, cuya única familia son su hermano, enfermo de cáncer en el hospital y su padre que lo ha abandonado, y que está al cuidado de una antigua amiga de su madre. Se encariñó inmediatamente de Mad, y entablan una curiosa amistad. La historia lleva ya bastantes capítulos y está muy lejos de terminar, pero la autora publica a un ritmo constante y bastante rápido. Los capítulos son largos, pero muy amenos, y toda la historia tiene un tufillo cómico que es irresistible. Los personajes son todos excéntricos y raros: desde Mad, cuyo nombre no es más que un apodo a causa de sus rarezas, entre ellas un dopplenganger salido que tiene dentro de la cabeza; su exnovio, Macchi, un medio japonés celoso y promiscuo; la hermana de Mad, Alexandra, una chica transexual que siempre lleva el pelo de colorines y ropa muy vistosa, y unos cuantos más, que se meten en situaciones inverosímiles y evidencian continuamente el talento de la autora para la comedia. Pero a pesar de ello, Mavya consigue transmitir la soledad de un niño desdichado y diferente y el drama de un hombre que se cree un pervertido por querer cuidar de un niño que no es suyo. No recomiendo esta historia porque Mavya sea amiga mía, de hecho, nos hicimos amigas a causa de ella y no al revés, es una larga historia. Queda patente que tiene mucho que aprender (como todas) pero es tan joven y tiene tanto talento que estoy segura de que es una de las grandes promesas de la homoerótica en castellano.

Nada más por hoy, que la entrada me ha quedado muy larga. Ya volveré con este tema, porque tengo muchas historias que recomendar.

6 comentarios en «Historias homoeróticas recomendables, parte I:»

  1. *___* Muchas gracias por tal descripción de mi primogénito, Nay =3 Es curioso como terminé convirtiendote en lectora de shota, en mi beta y en mi amiga, todo a la vez =P

    Ademas, me pusiste junto a Aurora *w* ¡Soy taaan feliz! Ya, en serio, te agradezco en verdad =3 Tus palabras me animan a más x3 ¡Saludos!

  2. Ay Nayra, no tenía idea de que me habías recomendado ^^ me haces muy feliz.

    2009 fue un año muy malo para mí, por eso prácticamente desaparecí del ambiente yaoi, y recién estoy volviendo a escribir, por eso me emociona tanto que en esa época en donde lo pasé tan mal (agosto 2009 a febrero de este año) hubo personas que disfrutaron con mis historias.

    Un enorme abrazo y gracias 🙂

  3. Hola guapa, navegando por archivos antiguos?? Jajaja, sí escribí esta reseña cuando se te estaba echando mucho de menos, pero en realidad tu novela la leí el año anterior en 2008. Lo que digo de ella es cierto, fue mi primera novela homoerótica y me encantó (y ahora entenderás aquel momentazo friki que tuve la primera vez que hablé contigo, ¿te acuerdas? Porque para mí eras AURORA SELDON, así con mayúsculas, y lo sigues siendo.). Un besazo.

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